Desde Estambul continuamos hacia la capital de Turquía, Ankara, recorremos la Capadocia y rematamos en Adana, en plena costa del Egeo. Cruzamos la frontera, entramos en Siria por Alepo , seguimos a Damasco, en donde el embajador de España nos invita a comer y nos ayuda en los trámites fronterizos, gracias a un amigo sirio, militar, que hablaba español resolvemos el papeleo y pasamos a Jordania; visitamos Amman y proseguimos hacia Arabia, paso fronterizo complicado y lento.
El tránsito por Arabia lo realizamos por la noche debido al intenso calor del día, llegamos a los 60º, estamos en Agosto. El desierto por la noche se ilumina gracias las miles de bombillas que adornan las pequeñas y medianas ciudades como Arar, Rfha y Hafar hasta llegar a la gran urbe, Damman ya en la costa del golfo pérsico, Las ciudades están vivas por la noche, puestos de comida, tiendas y «cantinas» en donde se fuman las famosas pipas de agua, lugares que hacen las veces de bares, charlamos y disfrutamos del té al que nos invitan como muestra de amistad nuestros amigos árabes. Por estos lares a los españoles nos tratan muy bien, como dicen ellos podemos ser hermanos, la presencia árabe en España la tienen muy presente aunque hayan pasado casi 7 siglos… ellos permanecieron 8.